Dirección: Wes Craven
Aquí no hay rocas animadas, pero si una familia grotesca por accidente y caníbal por necesidad, que está dispuesta a acabar con cuanta cosa se atraviese. Wes Craven plantea en esta película una visión brutal; los límites de la naturaleza humana cuando se enfrenta a la lucha por la supervivencia. Para ello cuenta con dos familias enfrentadas, cada una con actores recordados en el cine fantástico y de horror: nuestro querido deforme Michael Berryman y la mona Dee Wallace, antes de que se volviera sanadora y escritora de best sellers. También hace parte de la mejor época del director, un intermedio entre The Last House of the Left y A Nightmare on Elm Street que vale la pena ver. Tenemos que aceptar que el remake de Alexandre Ajá es decente, pero le apuntamos al clásico y desagradable original.
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