En los espesos bosques de Transilvania, la crueldad de los actos cometidos por un conde para castigar a sus enemigos fue tal, que originaría una macabra leyenda y una cantidad considerable de relatos hematófagos. Drácula, un gallardo príncipe con sed de sangre, fue el ejemplo a seguir para toda una generación vampírica, una variopinta especie de personajes que resguardados bajo la confidencialidad de las sombras del misterio, han acechado yugulares a través de los tiempos. En el Videodromo, tomamos en cuenta la exigencia de nuestros invitados y siempre esperamos la caída del sol para iniciar la función. Despotricamos de los nuevos estereotipos de vampiritos vistiendo Diesel o Tommy Hilfiger; preferimos que Bela Lugosi nos muestre como es salir de un ataúd, que Jesucristo nos enseñe a cazar vampiros, que Blacula nos ilustre en seducción femenina, y que el Ansia nos provoque.
Inspirados por la inmortalidad maldita, pero sin pretender la eternidad, celebramos el aniversario de VIDEODROMO, dos años dando puro cine… Bé. A ustedes gallinazos ¡Salut!
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