Dirección: Quentin Dupieux
Guión: Quentin Dupieux
Año: 2010
País: Francia
Duración: 78 min.
Reparto: Thomas F. Duffy, Wings Hauser,
Roxana Mesquida.
Como protagonista
tenemos a Robert, una vieja llanta que yace en el desierto, y que de repente despierta
con poderes telequinéticos, emprendiendo su aventura reventando cuanto bicho,
pájaro y humano se le aparezca. Sin embargo, por extraño que parezca, no es el
único elemento particular de esta película; también tenemos a unos curiosos
espectadores que siguen la historia en la distancia y Todo un sinsentido justificado
en una breve introducción que rompe la cuarta pared (“no hay una maldita razón”, es el lema). Y si sumamos una
rompe-corazones que es la obsesión de Robert, el sancocho queda completo.
Rubber llega a
representar aquel cine absurdo que gusta ver y confundirá a más de uno durante
su proyección. Ya es muy raro decir que es una película sobre una llanta
asesina, pero no basta esa descripción para enmarcarla, y más aún, un riesgo
clasificarla en algún género (¿terror?, ¿road movie?, ¿llanta-core?). Es una
genuina obra sin pretensiones comerciales o intelectuales, sin adherirse a
ningún manifiesto o estilo cinematográfico; Rubber obedece a las locuras
estilísticas de su director.
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